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miércoles, 4 de mayo de 2016

La carta en la que Fiona Apple despedía a su perra Janet

Fiona Apple y su perra Janet


Cuando a finales de 2012 se dio a conocer que Fiona Apple suspendía su gira por América Latina, a los fans les dio un patatús. Y no era para menos. Teniendo en cuenta la reticencia de la artista a viajar y presentar discos, y los largos lapsos de tiempo entre álbumes, es imposible saber cuánto hay que esperar para poder verla en directo. Pero Apple tenía un motivo de peso que cualquiera con un mínimo de humanidad es capaz de entender: su pitbull, Janet, se estaba muriendo. 

Para explicar la situación a los miles de fans latinoamericanos que no salían de su asombro, escribió una carta que publicó en su perfil de Facebook y en su web. El texto no tardó en circular por todas las redes sociales y por páginas dedicadas a los animales. La traducción que aquí os dejamos pertenece a Sr Perro, aunque hemos corregido algunas erratas, signos de puntuación y expresiones. Podéis leer la carta original aquí.

lunes, 18 de abril de 2016

Entrevista a Fiona Apple en Pitchfork, 4 de Junio de 2012

Fiona Apple Ilustración de Kareena Zerefos Entrevista de Pitchfork 2012
Ilustración de Kareena Zerefos

Entrevista a Fiona Apple realizada por Carrie Battan. Pitchfork.

Metida en la esquina más alejada de un pequeño bar del Hotel SoHo Grand en Manhattan, Fiona Apple charla de manera franca y calmada sobre temas incómodos, cosas que, por lo general, la gente se guarda para sí misma. Como si quiere o no tener niños. O sobre relaciones pasadas. Su peligroso nacimiento. Los límites de la empatía humana. La soledad. El Trastorno Obsesivo-Compulsivo. La muerte. Sólo cuando su mánager de toda la vida, Andy Slater, se asoma para recordarle que tiene una sesión de fotos, parece preocuparse.

viernes, 25 de marzo de 2016

Entrevista a Fiona Apple en el New York Times, 2012

Fiona Apple Fotos Beatrice de Gea New York Times 2012
Fiona Apple con el retrato de su perra Janet realizado por el artista Patrick Bucklew. Fotógrafa: Béatrice de Géa


Fiona Apple estaba enfadada. Muy enfadada.

Así comienza el artículo escrito por Jon Pareles para el New York Times el 30 de mayo de 2012.

Estos son los extractos que hemos traducido:

Photoshoot de Béatrice de Géa para el New York Times, 2012

Fiona Apple Beatrice de Gea New York Times
Fiona Apple con el retrato de su perra Janet realizado por el artista Patrick Bucklew

lunes, 21 de marzo de 2016

Entrevista en V Magazine, Agosto de 2012


Fiona Apple V Magazine Mark Romanek
Fotografía de Mark Romanek

Extractos de la entrevista que John Norris realizó a Fiona Apple para la revista V Magazine


Sobre el mini-tour que hizo en marzo de 2012 presentando tres canciones del disco "The Idler Wheel..."

"Creo que hice algo muy inteligente hace unos meses. Soy una de esas personas, una de muchas, que se toma una copa antes de los conciertos. No sé hacerlo de otra manera. Y necesitaba realmente aprender a no hacerlo. Pensaba que beberme una copa era lo que me relajaba o me hacía sentir más segura, menos consciente de mí misma. Pero resulta que es al revés. (Se dio cuenta cuando decidió no abrir la botella pre-concierto en un show organizado por Jon Brion en el club Largo un año atrás). Ahora no respondo de mí misma de forma inmediata ni juzgo lo que va a pasar. Creo que he madurado en ese sentido. Soy más desinhibida. No me importa demasiado que me juzguen".

sábado, 19 de marzo de 2016

2012 y 2013: Los peores años de Fiona Apple

Olvidemos por un momento que Sony, su discográfica, retuvo las canciones de "The Idler Wheel"(2012) durante casi dos años por problemas internos en la compañía, lo que provocó que la cantante se destrozara la rodilla subiendo y bajando una colina presa de la frustración. Obviemos también los problemas que tuvo para materializar el "Extraordinary Machine" (2005), con campaña Free Fiona incluida. Dejemos todo eso a un lado y centrémonos en los años más recientes, el 2012 y 2013, en los que Fiona Apple tuvo que pensar que le habían echado un mal de ojo: arresto por posesión de hachís, fallecimiento de Janet, su querida pitbull de 14 años, y dos incidentes bastante desagradables en pleno concierto. Vamos a repasar en orden cronológico qué ocurrió y cómo la compositora abordó, con una fuerza de carácter digna de admiración, cada uno de los acontecimientos.

domingo, 13 de marzo de 2016

"Escondiéndome con Fiona Apple". Entrevista de Dan P. Lee. Vulture. 2012. 2ª Parte.

Fiona Apple en su casa de Los Ángeles. 

¿No has leído la primera parte?. Hazlo AQUÍ

Dos días después, aterricé en Los Ángeles. Mi coche de alquiler se había averiado, y para cuando llegué a su casa – un pequeño bungalow estilo Craftsman cerca de Venice Boulevard – eran cerca de las 7 de la tarde y el cielo estaba de un precioso amarillo pálido. Fiona me recibió en la puerta con Janet, el cruce de pitbull de 13 años que se había encontrado un día en el Valley cuando vivía con Anderson; no había sido mucho tiempo después, mientras la relación estaba en su punto álgido mediático, cuando se compró esta casa, que adoraba, y que había mantenido casi sin cambios desde que se mudó. Rosas blancas y encarnadas florecían en el patio, y las puertas delanteras estaban abiertas, al igual que las ventanas. Ella me contó, mientras entrábamos en la sala de estar, que casi nunca tiene compañía. Su hermano mayor Brandon vive en la parte trasera de una pequeña casa de campo – ella no conduce y depende de él para que la lleve – y su hermana mayor Amber – Maude Maggart es su nombre artístico – se queda aquí a veces cuando tiene trabajo en la ciudad. Pasa la mayor parte del tiempo sola, incluso cuando ellos están por aquí. 
La casa presentaba un aspecto peculiar: como si ella hubiera vivido aquí siempre y, al mismo tiempo, como si acabara de mudarse el fin de semana pasado. Había algunas cajas y cortinas hechas de tapices y bufandas. Había muy pocos muebles: dos sofás verdes, un pequeño televisor de pantalla plana cerca del suelo, algunas alfombras pequeñas sin abrir y, en el otro extremo, una gran mesa de madera vieja que usa como escritorio. En las repisas del revestimiento de madera había puesto ramas y libros, sus obras de arte, caballitos de juguete de su infancia, cocos en los que había dibujado caras graciosas y plumas de pavo real. Tiene dos pianos, un Steinway vertical y un gran Baldwin. Con todas las ventanas y las puertas abiertas, era como estar en el exterior de la casa.

jueves, 25 de febrero de 2016

"Escondiéndome con Fiona Apple". Entrevista de Dan P. Lee. Vulture. 2012. 1ª Parte.


Foto: Marilyn Minter. Peluquería: Kayla Michelle de Atelier Management usando KMS. Maquillaje: Walter Obal de Atelier Management con productos de Channel

Este reportaje apareció el 25 de julio de 2012 en la edición del New York Magazine.

Fiona Apple estaba en el piso de arriba, sola, vigilando la pequeña suite de su hotel boutique en el Soho. Era un mediodía de Mayo, y había llegado a Nueva York, la ciudad en la que creció, unos días antes desde París, donde estaba grabando un videoclip. Se suponía que debía estar sentada en el bar del hotel respondiendo preguntas sobre su nuevo disco y su vida en general, una vida que, a excepción de actuaciones esporádicas en el club Largo, en Los Angeles, mantiene casi herméticamente sellada. Vestía una falda larga negra de nylon, una camiseta sin mangas y una fina sudadera verde; no había rastro de maquillaje. Llevaba el pelo recogido. A pesar de llegar tarde, estaba consultando su portátil, que a menudo le resulta difícil manejar, tecleando la palabra “neuronas espejo” en Google. Empezó a garabatear con un lápiz en un trozo de papel del hotel. La mañana – que equivale a decir “horas después de la medianoche”- se había desarrollado bien, el sol había salido sin problemas, se sentía bien, y había considerado seriamente seguir sin parar, como suele hacer, pero, con un ajetreado día por delante, supuso que lo mejor sería descansar, y, para su sorpresa, se deslizó hacia la inconsciencia bajo la mesa de café. Cuando despertó a las diez, se sentía diferente. Se sentía mal. Volvió a la ventana y se pasó la mañana mirando hacia la calle, al hombre (claramente drogado) que seguía cojeando a lo largo del mismo bloque de Grand Street, recogiendo ramitas y removiéndolas. En su cabeza escuchó el estribillo de la canción de los setenta: “Hazlo, hazlo, hasta que estés satisfecho”.